Traducción Armando Lázaro Ros
Ilustración de la sobrecubierta Josep García
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Arthur Conan Doyle escribía historias de Sherlock Holmes en su consulta londinense de oftalmología mientras esperaba la visita de algún paciente. Estos, preferían leer los relatos sobre el detective de moda, publicados en la revista The Strand Magazine, a visitar la clínica. Pronto, el jugador de rugby profesional, el portero de fútbol, boxeador y doctor, se dedicará solo a escribir las -para él, incomprensiblemente- esperadas y prestigiosas entregas, a las que tachaba de "esbozos superficiales" casi sin interés literario.
"Las aventuras de Sherlock Holmes", publicadas ya como libro en 1892, son la primera colección de relatos del canon holmesiano, compuesto por un total de 56 relatos y 4 novelas. Entre los 12 interesantes y entretenidos casos relatados se encuentran "La aventura de un escándalo en Bohemia" en el que Holmes conocerá a su icono femenino Irene Adler; y "La aventura de la banda de los lunares", la que fuera para el autor, la mejor historia de Sherlock Holmes y que llevaría al teatro como producción propia.
Las aventuras son narradas por el Doctor John H. Watson, inseparable "compañero y colaborador" y "único amigo" del protagonista. Watson es el fiel escudero -del quijotesco Holmes- y su guardaespaldas -es quien suele portar revolver-. Sherlock dirá a su álter ego "Watson, tiene usted el magnífico don de saber callar. Eso le hace inapreciable como compañero". Este "biógrafo entusiasta" relatará con sencillez narrativa y clara admiración, las maravillosas capacidades de Holmes para resolver casos, a priori, indescifrables.
"Las aventuras de Sherlock Holmes", publicadas ya como libro en 1892, son la primera colección de relatos del canon holmesiano, compuesto por un total de 56 relatos y 4 novelas. Entre los 12 interesantes y entretenidos casos relatados se encuentran "La aventura de un escándalo en Bohemia" en el que Holmes conocerá a su icono femenino Irene Adler; y "La aventura de la banda de los lunares", la que fuera para el autor, la mejor historia de Sherlock Holmes y que llevaría al teatro como producción propia.
Las aventuras son narradas por el Doctor John H. Watson, inseparable "compañero y colaborador" y "único amigo" del protagonista. Watson es el fiel escudero -del quijotesco Holmes- y su guardaespaldas -es quien suele portar revolver-. Sherlock dirá a su álter ego "Watson, tiene usted el magnífico don de saber callar. Eso le hace inapreciable como compañero". Este "biógrafo entusiasta" relatará con sencillez narrativa y clara admiración, las maravillosas capacidades de Holmes para resolver casos, a priori, indescifrables.
Portada de la 1ª edición de 1892 |
Retrato de Sherlock Holmes e ilustraciones, de Sidney Paget |
Holmes usaba el pensamiento deductivo propio de la metodología científica. "Constituye un craso error el teorizar sin poseer datos. Uno empieza de manera insensible a retorcer los hechos para acomodarlos a sus hipótesis, en vez de acomodar las hipótesis a los hechos" (...) "¡Datos, datos, datos! Yo no puedo fabricar los ladrillos sin arcilla!". Las evidencias, las pruebas están ahí y él sabe verlas: "Invisibles no, Watson, sino inobservadas. Usted no supo dónde mirar" (...) Es posible que yo me haya entrenado en fijarme en lo que otros pasan por alto" (...) "De la misma manera que Cuvier sabía hacer la descripción completa de un animal con el examen de un solo hueso, de igual manera el observador que ha sabido comprender por completo uno de los eslabones de toda una serie de incidentes, debe saber explicar con exactitud todos los demás, los anteriores y los posteriores".
Peter Cushing en El regreso de Sherlock Holmes BBC 1971 |
Estas desavenencias literarias entre el autor y el personaje, llevó a Conan Doyle a concertar con el profesor Moryarti la muerte de Sherlock Holmes en el episodio "El problema final" (publicado en "Memorias de Sherlock Holmes"); lo que fue calificado por el escritor como "homicidio justificable". La reacción de los lectores fue contundente: miles de lectores cancelaron la suscripción a The Strand Magazine, luto en los sombreros de la city, y su propia madre dejó de hablarle... Sherlock Holmes volvió del más allá en el relato "La casa vacía" (publicado en "El regreso de Sherlock Holmes").
La ya mala relación entre personaje y autor había empeorado. Más si cabe en cuanto Arthur Conan Doyle quedó para siempre eclipsado por Sherlock Homes. La estatua existente en Edimburgo, lugar de nacimiento del escritor, no es otra que la del investigador. Un personaje que sobreviviría a su creador. Más de 50 escritores han continuado la saga después de 1930, fecha en la que fallece Conan Doyle.
"Si nunca hubiera creado a Sherlock Holmes, mi posición en la literatura sería mucho más importante". Esto lo decía quien mejor había retratado la atmósfera victoriana, además de inocularnos para siempre la figura enjuta del investigador por excelencia y de la pipa, la gorra, el gabán y la lupa como símbolos perennes de la búsqueda de la verdad.
"Pensar de tarde en tarde en Sherlock Holmes es una de las buenas costumbres que nos quedan" Jorge Luis Borges.
Cádiz, marzo de 2015
Arthur Conan Doyle
(Edimburgo, 22 de mayo de 1859 - Crowborought, 7 de julio de 1930)
En pantalla, revista The Strand Magazine de 1917.
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